An atmospheric approach to urban aesthetics

Abstract

Usually, our aesthetic experience in urban environment is oriented towards the picturesque tradition which focuses on the visual image of an aesthetic object as well as its form-related qualities. In this respect, the elements of the urban environment are visually selected, highlighted and combined. A unified urban space is thus split apart. However, what aesthetically appeals to us in a city should not be solely related to its pictorial image, due to the fact that our relationship with environmental conditions primarily exists in a multi-sensually perceptible way which is essentially atmospheric. Here, the term atmosphere has gone beyond the physio-meteorological scope and become an aesthetic concept which was initially developed by German scholars in the past decades. As the primary sensuous reality constructed by both the perceiving subject and the perceived object, atmosphere is neither a purely subjective state, nor an objective thing, but essentially a quasi-thing pervaded by a specific emotional quality. As a ubiquitous phenomenon, atmosphere forms the foundation of our life experience. It is impossible to free ourselves from its power. In this respect, urban scenes which we experience cannot be reduced to a pictorial image as well. Rather, they are atmospheric phenomena which are primarily grasped through a co-present body-being. Starting from this point of view, the central focus of urban aesthetics should therefore not be on the question of how to see and assess the physical form and spatial structure of a city, but on how to perceive their characteristics through the whole body, namely of how we are bodily disposed in urban space.

Por lo general, nuestra experiencia estética en el entorno urbano está orientada hacia la tradición pintoresca que se centra en la imagen visual de un objeto estético, así como en sus cualidades relacionadas con la forma. En este sentido, los elementos del entorno urbano son seleccionados visualmente, resaltados y combinados. Un espacio urbano unificado se divide así. Sin embargo, lo que nos atrae estéticamente en una ciudad no debe relacionarse únicamente con su imagen pictórica, debido a que nuestra relación con las condiciones ambientales existe principalmente de una manera sensible a la percepción múltiple que es esencialmente atmosférica. Aquí, el término atmósfera ha ido más allá del ámbito fisiometeorológico y se ha convertido en un concepto estético que fue desarrollado inicialmente por los estudiosos alemanes en las últimas décadas. Como la realidad sensorial primaria construida tanto por el sujeto que percibe como por el objeto percibido, la atmósfera no es un estado puramente subjetivo, ni una cosa objetiva, sino esencialmente una cosa casi impregnada por una cualidad emocional específica. Como fenómeno ubicuo, la atmósfera es la base de nuestra experiencia de vida. Es imposible liberarnos de su poder. A este respecto, las escenas urbanas que experimentamos no pueden reducirse también a una imagen pictórica. Más bien, son fenómenos atmosféricos que se captan principalmente a través de un ser corporal co-presente. A partir de este punto de vista, el foco central de la estética urbana no debería ser, por lo tanto, la cuestión de cómo ver y evaluar la forma física y la estructura espacial de una ciudad, sino cómo percibir sus características a través de todo el cuerpo, es decir, de Cómo estamos dispuestos corporalmente en el espacio urbano.