Democracia deliberativa y participativa como herramienta del constituyente primario

Abstract

The genesis of this investigation finds its justification when observing, to expose and to propose the deliberative democracy and the participative doesn't eat separate democratic models but like one formulates democratic unimodal, assimilated as a hybrid expert this as a system that contains the kindness characteristic of one and other, able to form citizens that not participate alone in the electoral legitimation of the power of the ruling elite, but also in the collective decisions by means of a talkative rationality that allows to each one of the associates the civic participation in pro of building the democratic gobernability, facilitating in great measure, the genuineness of the political decisions, by means of a process that configures its deliberation in the public space that allows them at the same time to not participate alone in the adoption of this decisions, but also in the previous processes of definition and formation of the same ones. The above-mentioned for the sake of finding a practical, morally desirable model and fundamentally I legitimate of democracy, with the purpose of inclining their application in our country, something barely seen before, even in spite of being stand up in our great letter of the 1991, which propitiates the concept of social state of right in turn.

La génesis de esta investigación encuentra su justificación al observar, exponer y proponer la democracia deliberativa y la participativa no como modelos democráticos separados sino como una formula democrática unimodal, asimilados como un hibrido entendido este como un sistema que contiene las bondades propias de uno y otro, capaz de formar ciudadanos que participen no solo en la legitimación electoral del poder de la elite gobernante, sino también en las decisiones colectivas mediante una racionalidad comunicativa, que permite a cada uno de los asociados la participación ciudadana en pro de construir la gobernabilidad democrática, posibilitando en gran medida, la legitimidad de las decisiones políticas, mediante un proceso que configura su deliberación en el espacio público, que les permita a la vez participar no solo en la adopción de dichas decisiones, sino también en los procesos previos de definición y formación de las mismas. Lo anterior en aras de encontrar un modelo práctico, moralmente deseable y fundamentalmente legitimo de democracia, con el fin de propender su aplicación en nuestro país, algo escasamente visto antes, aun a pesar de estar inmerso en nuestra carta magna del 1991, la cual propicia a su vez el concepto de estado social de derecho.